sábado, 12 de septiembre de 2009

Fuente: ARGENPRESS.info

Mujeres, ¿culpables de qué?

Por Claudia Bogado*


El aborto es un problema de Salud Pública de magnitud en nuestro país y el análisis de los
dilemas éticos vinculados a la interrupción voluntaria de un embarazo es uno de los más
complejos de nuestra época.
Podríamos afirmar, diría sin equivocarnos, que el ingreso a la guardia hospitalaria de una
mujer afectada, a veces muy gravemente, por maniobras abortivas, es el resultado de una
dolorosa y muchas veces desesperada decisión de terminar con una situación no buscada
ni deseada en un contexto familiar, social, cultural y legal particular y condicionante. Al
estigma social, la vergüenza y el miedo se le suma la difícil realidad, muchas veces
ignorada, de la pobreza y la violencia. El histórico rol de la mujer sobredimensionado con
relación a la maternidad es otro de los factores de este contexto condicionante. El cuerpo y
la vida de la mujer al servicio de la reproducción ha sido durante mucho tiempo el modelo
“normal” obligado de la conducta sexual humana. Que el cuerpo de una mujer cuente con
una anatomía biológicamente apta para la reproducción no significa necesariamente que
tenga la plena capacidad de ser madre o que éste deba ser su deseo. En algunos sectores
sociales los embarazos reflejan la falta de disociación entre sexualidad y reproducción,
ambas consideradas “hechos de la naturaleza”, que se supone no pueden evitarse con
medidas voluntarias de prevención. Y finalmente, y sólo para enumerar algunos de los
aspectos que conforman el entorno en el que se desarrolla la vida de muchas mujeres, el
hecho de que una mujer decida abortar en un país donde esta práctica está penalizada,
determina su realización en un ámbito clandestino con consecuencias físicas y psíquicas a
veces irreversibles. La soledad y el silencio favorecen las complicaciones postaborto, una
de las causas más importantes de mortalidad y riesgo para la salud. En este contexto, la
noticia de un embarazo no deseado genera una demanda a la que el equipo de salud no
puede dar respuesta. ¿Cuáles son los deberes morales del médico frente a esta situación
dolorosa y lamentablemente “cotidiana” en nuestras instituciones de salud? Y más aún
¿cuál es la obligación moral que emerge frente a una mujer que ya accedió a un aborto en
condiciones clandestinas exponiendo su propia vida? La medicina se ha planteado nuevas
metas a la luz de los objetivos y valores de la sociedad de la cual ella es parte: prevenir la
enfermedad, restaurar la salud, aliviar el sufrimiento y promover al bienestar humano. Estos
son los deberes morales del médico. Nada, ni aun la denuncia penal, podrán silenciar lo que
se escucha detrás de cada una de estas mujeres que no son fríos números estadísticos. La
pregunta que se plantean muchos profesionales en la guardia de cualquier hospital de
nuestro país frente a una mujer que ha abortado es: ¿Culpable? ¿Culpable de qué?

* Médica genetista y miembro del Centro de Investigaciones en Bioética.

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