viernes, 26 de junio de 2009

Grassi libre mientras la policía labra actas contravencionales en Flores



Luego de nueve meses que duró el juicio ora no público el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Morón, el miércoles 10 de Junio, condeno a Julio Cesar Grassi a 15 años de prisión por los delitos de abuso sexual agravado y corrupción de menores. No obstante determinó que continúe en libertad hasta que la sentencia quede firme. Fue probado, que al menos es uno de los casos por los que se lo imputaba, era culpable sin embargo no es suficiente merito para que vaya a la cárcel. No sólo no queda preso sino que se le permite asistir a la fundación Felices los Niños, salvo claro, que vaya acompañado por una persona que él mismo designe y que no salga del país.

Para los jueces no alcanzaron las amenazas, la violencia e intimidación que sufrieron testigos y abogados querellantes, a lo largo de los siete años que duró la instrucción del juicio. Tampoco fue valorado a la hora de la sentencia que hay dos jueces con pedido de juicio político y un ex abogado defensor que estuvo preso por coaccionar a uno de los menores para que se retractara.

El mismo día, por la tarde, un grupo de mujeres pertenecientes a Co.Co.In, la Colectiva Feminista “Viva La Pepa” y feministas independientes entregaron volantes en la zona de Flores, para denunciar las agresiones a las que son sometidas las mujeres en prostitución, por parte de algunos vecinos/as de la zona.

Las mujeres recorrieron el barrio realizando pintadas, cantando y hablando con vecinas y vecinos sobre la discriminación y represión que encierra el Código Contravencional y los Códigos de Faltas, que no hacen otra cosa que dar poder a las fuerzas de seguridad para operar y engordar la caja negra policial.

Mientras se realizaba esta actividad, la policía en autos no identificados y de civil, labraban actas a las mujeres en prostitución. Algunos vecinos aprovecharon la presencia policial para increpar al grupo de mujeres, que paradas en una esquina, cantaban consignas contra la violencia policial e institucional. Uno de estos varones manifestó: “Si tanto las defienden: ¿porque no se las llevan? Estoy cansado de que mi sobrino las vea paradas ahí”. Frente a estas palabras fue inevitable pensar en el patriarcado, la violencia de género y el doble estándar que rige la sociedad y la justicia: Las pobres amedrentadas y criminalizadas por la policía. Los poderosos, como Grassi, libres a pesar de haberse comprobado que es un abusador.


Fuente: Indymedia

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